I
Hay una piel fronteriza que nos separa y en donde somos personas distintas.
Como esa desnudez que tapamos a las visitas
cuando nos piden el segundo whisky
y no queda hielo.
II
La única firma que me ata es este beso
y no hay letra pequeña en el contrato.
Por si quieres salir huyendo.
III
Nadie presupone el egoísmo arbitrario de las dudas,
solo te las comes,
y no te sientes una puta por ello.
IV
Tendrás que cogerme de la mano,
siempre tuve pánico a los pasos de cebra
y a la dictadura de los semáforos.
V
La necesidad separa los caprichos de los sueños
y entre medias
todos pensamos en nosotros mismos.
VI
Toma los remos, cuéntame tu vida
y dime que tus secretos siguen ahí.
Esperando a verme nadar en tus ojos.
VII
El insípido sabor de lo insoportable:
la rutina de un día a día sin pretensiones,
el desgaste erosivo de la dejadez,
toda esa mierda que se va secando en tu puerta
y que piensas que ya recogerás otro día.
Pero nunca lo haces.
VIII
Te lo tendría que haber contado:
siempre creí que serías mi puta.
Y yo tu esclavo.
IX
Gracias, por el candil en tiempos de velas
y tu habitual milagro de las penas
y las paces.
No sé dónde aprendiste a bailar bajo la tormenta
pero lo haces
y prefiero tus diluvios a esta mierda de cielo despejado.
X
Estoy en la salita de espera
muriéndome de frío
y con el hacha en la mano.
Preparado.
Echo tanto de menos la guerra contigo.
jueves, 10 de mayo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)






No hay comentarios:
Publicar un comentario